Historia
María Ignacia Vela es una localidad que pertenece al partido de Tandil (Provincia de Buenos Aires), que nació gracias a la llegada del Ferrocarril del Sur.
En el año 1884, posteriormente a la llegada del tren a la ciudad de Tandil y mientras se extendía el tendido de vías hacia la ciudad de Bahía Blanca, el Ferrocarril del Sur decide instalar una estación en tierras donadas por los hermanos Pedro y Felipe Vela. Así nace la "Estación Vela".
En marzo de ese año arriba a la estación el primer tren, que trajo el progreso a la región.Posteriormente el estanciero Vicente Casares dona las tierras linderas a la estación y realiza un loteo del lugar, donde comienzan a construirse las primeras viviendas, denominándose a la localidad con el nombre de "María Ignacia", en homenaje a la madre de Casares. Así es como se conoce a la localidad por el nombre de "María Ignacia Vela".
El pueblo fue creciendo rápidamente a la par del desarrollo agrícola del país. Por la excelencia de sus suelos, aptos para una amplia diversidad de cultivos, para fines del siglo "María Ignacia Vela" era conocida como la "verdadera Región del Trigo", alcanzando su producción en este rubro entre el 35% y 40% del total del partido.
Paralelamente al desarrollo de la agricultura, el pueblo continuó creciendo: en 1910 se fundó el Velense Football Club. Más tarde se habilitaron las oficinas del Registro Civil, Juzgado de Paz y Cementerio. Luego se construyó la casa parroquial por medio de suscripciones públicas y actos de beneficio y en el año 1920 la Sociedad Anónima Luz y Fuerza, de capital local, inauguró sus servicios.
En 1923 fue creado el Club Social. Luego llegó la oficina de correos, telégrafo y más tarde la Sociedad Española y la Sociedad Italiana "Humberto I".Posteriormente se construyó el edificio Municipal, se habilitó un moderno matadero dependiente de la comuna y se inauguró la sucursal del Banco de la Nación. Todo este desarrollo estuvo acompañado por la presencia de importantes comercios: almacenes de ramos generales, ferreterías, bazares, hoteles, talleres mecánicos, carpinterías, hojalaterías, fábricas de pastas, de jabón y soderías, entre otros. Este proceso de urbanización significó la apertura de numerosos puestos de trabajo, generando dinamismo a la localidad. María Ignacia Vela tenía más de 5.000 habitantes y en 2 ocasiones intentó su autonomía.
A pesar de la crisis de 1930, que provocó una recesión económica internacional con graves consecuencias para la Argentina, entre otras la caída de los precios agropecuarios, principalmente de los cereales, los velenses lograron una estabilidad gracias a la industria de la piedra. En abril de 1930 empezó a funcionar la cantera Troncoso-Varela, enclavada en la Sierra Alta de Vela, convirtiéndose en un factor de reactivación para la economía del pueblo. Con su producción de granitullo se asfaltaron calles de Tandil, Bahía Blanca y La Plata. En 1932 fue visitada por el presidente Agustín P. Justo.
Hoy, María Ignacia Vela, además de la tradicional actividad agropecuaria, posibilita a todos los visitantes un circuito turístico cuyos denominadores son: el contacto con la naturaleza y el gran patrimonio histórico cultural que puede remontarse al asentamiento de las comunidades indígenas a orillas de las nacientes del arroyo Chapaleofú en las Sierras Altas de Vela.